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Adiós al ex lanzador cubano Trompoloco Rodríguez

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Adiós al ex lanzador cubano Trompoloco Rodríguez

Por Angel Torres

El legendario ex receptor cubano, Andrés Fleitas, me llamó desde Miami, para darme la mala noticia del fallecimiento en esa ciudad floridana, del ex serpentinero cubano de Grandes Ligas, Fernando Pedro “Trompoloco” Rodríguez Borrego, el pasado jueves 11 de junio a los 81 años de edad, de cáncer en la próstata. Rodríguez nació en La Habana el 29 de abril de 1928.

La leyenda dice que “Trompoloco” como su sobrenombre lo indica, se distinguió más por su descontrol que por su labor en la extinta Liga Cubana de Béisbol Profesional con el Almendares, Cienfuegos, Marianao y Habana, pero su récord indica lo contrario.

Comenzó en los circuitos criollos en 1947-48 con los Azules del Almendares comandados por Fermín Guerra, cuando se celebró un doble campeonato en Cuba, provocado por el éxodo de los jugadores proscriptos del béisbol organizado, que se fueron a probar fortuna con los Hernanos Pasquel en México.

Tras de dejar de participar en dos campeonatos, reapareció en 1951-52, dividiendo su actuación con el Cienfuegos y el Marianao. Se ausentó nuevamente de 1953 a 1955, pero regresó vistiendo la franela de los Alacranes por tres torneos entre 1956-57 y 1958-59. Finalizó su actuación en la Liga Invernal Cubana, lanzando los bultos postales con los Rojos del Habana en los dos últimas justas en 1959-60 y 1960-61.

Durante esos siete años, ganó 12 partidos y perdió 10 en 110 encuentros y 225 entradas actuadas, donde ponchó a 147 bateadores y regaló 120 transferencias.

En dos de sus primeras campañas en 1951-52 y 1956-57, su promedio de ponches contra bases por bolas fue de 7-11 y 7-15 respectivamente, ofreciendo la impresión que se trataba de un lanzador descontrolado.

Sin embargo, su fama se acrecentó en 1951, cuando salió a relevar contra el Tampa de la Liga Internacional de la Florida, usando el uniforme de los Havana Cubans, quienes tenían como manager al inmortal Adolfo Luque y se puso tan nervioso al momento de iniciar los disparos reglamentarios, que tiró el guante para el plato y se quedó con la pelota en su mano de fildear. Todo eso me hace pensar que Trompoloco era un tipo más “alocado” que “descontrolado”.

Rodríguez se mantuvo cuatro años con los Cubans con récord de 32-36 y 2.88 de efectividad. Para que no queden dudas acerca de su control les informó que eliminó por la vía de los tres strikes a 472 peloteros frente a solamente 310 caminatas.

Su mejor actuación con los Cubans y posiblemente de su carrera, la logró el 12 de mayo de 1946, cuando dejó sin hit ni carreras a los Sun Sox de Miami, que actuaban como locales, en el segundo juego de una doble cartelera señalado a siete episodios. Trompoloco que llevó como compañero de batería a Tango Suárez, blanqueó a los floridanos 4-0, que utilizaron en el montículo a Larry Baldwin. Armando Valdés con un jonrón y Lilo Fano impulsaron las carreras por los habaneros.

Freddy como fue conocido en las Ligas Mayores, lanzó con los Cachorros de Chicago en 1958 con récord de 0-0 en siete partidos, con cinco ponches propinados e igual número de bases por bolas. En 1959 lo hizo con los Filis de Filadelfia con marca de 0-0 en una solitaria presentación y un par de episodios actuados. En esa breve actuación caminó a un bateador.

Eran otros tiempos cuando poder lanzar en las Grandes Ligas era un sueño más difícil de alcanzar. Solamente participaban 16 novenas y por lo tanto una friolera de 150 menos serpentineros que ahora tenían la oportunidad de lograrlo.

Ocupó el montículo en la Liga Mexicana por tres años, donde acumuló promedio de 5-9, compartiendo su labor en 1956 con Nuevo Laredo (1-0), Rojos de México (0-4) en 1961 y dividiendo la justa de 1962 con México y Puebla (4-5). En la pelota mexicana estuvo algo descontrolado, pues concedió 61 transferencias y dejó como la sota de bastos a 36 bateadores.

Lo curioso fue que en 1956 el Nuevo Laredo tuvo tres dirigentes distintos durante la temporada: los cubanos Antonio “Tony” Castaño, Ramón Bragaña y el norteamericano Edrick Kellman. Con los Rojos de México en 1961, le tocó lanzar la bajo la batuta de Héctor Mayer y su compatriota Wilfredo Calviño. En 1962, cuando dividió la campaña con los Rojos y los Pericos de Puebla, trabajó bajo la batuta de Calviño y Manuel Arroyo en México y obedeciendo las órdenes de Luis Montes de Oca y José Guerrero en Puebla. Traigo todo esto a colación, para demostrar que en la pelota latina, los managers duran lo que un merengue en la puerta de un colegio.

Lanzó para los Azules de Almendares en la Serie del Caribe de 1959, celebrada en el Estadio Universitario de Venezuela, después de finalizar el campeonato de la Liga Invernal con récord de 2-1 y 1.09 carreras limpias permitidas.

Los Alacranes ganaron la serie con 5 victorias y una solitaria derrota. A Trompoloco le tocó trabajar como relevista en el noveno desafío del torneo, donde el Almendares superó 5-2 a Panamá, con la actuación monticular de los zurdos Tom Lasorda, Miguel Cuéllar y los derechos Rodríguez y Art Fowler con Dick Brown detrás de la máscara. Cuéllar se llevó el triunfo lanzando desde la cuarta entrada hasta la séptima, cuando fue sustituido por Trompoloco. Durante su corta actuación, Trompoloco le hizo bailar el trompo a los bateadores panameños.



El 20 de mayo y la herencia cubana en el béisbol

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El 20 de mayo y la herencia cubana en el béisbol
Por Angel Torres

Siempre que se acerca una fecha patriótica como el 20 de Mayo, pensamos en el aporte que el béisbol cubano hizo con relación a la lucha por la libertad de Cuba. Debido a la guerra por la independencia, no se celebraron varios campeonatos y muchos peloteros cambiaron el bate por un machete para ayudar en la lucha armada. El ex manager y jugador Emilio Sabourín, murió deportado en las misiones españolas de Ceuta y al iniciarse los combates, casi todos los hijos de cubanos que jugaban béisbol en Cayo Hueso, embarcaron rumbo a la isla a pelear, como miembros de la expedición del General Nuñez, quien desembarcó en Palo Alto.

Mucho antes de producirse la libertad de Cuba y cuando aún nadie conocía la existencia del béisbol, Esteban Bellán se convirtió en 1871, en el primer pelotero extranjero, cubano y latinoamericano en jugar en las Grandes Ligas con los Troy Haymakers de la Asociación Nacional, que después cambió su nombre a la Liga Nacional en 1876 y desde ese momento le demostró al mundo quienes fueron los pioneros. Los Haymakers posteriormente se convirtieron en los New York Gothams en 1883, Gigantes de Nueva York (1885-1957) y Gigantes de San Francisco de 1958 a la fecha. A Bellán le siguió Sandy Nava con el Providence de la Liga Nacional en 1882.

Aunque ustedes no lo crean, en el mundo deportivo aún existen cronistas deportivos, que por desconocimiento se mantienen diciendo que el colombiano Luís Castro (quien muchos aseguran era en realidad venezolano), fue el primer latinoamericano en jugar en los circuitos grandes, aunque si lo fue en la era moderna del béisbol.

Entre fines del siglo 19 y principio del 20, los cubanos enseñaron el deporte de las bolas y los strikes en México y en todo el Caribe, incluyendo a Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico, con la excepción de Panamá. Ahora estaremos de capa caída a causa de nuestro problema político, pero lo que nadie nos puede quitar es que fuimos los primeros en casi todos los renglones del juego.

Todo esto sin contar que crearon toda la terminología en el deporte de los guantes y pelotas. El nombre de béisbol es un derivado del baseball, el tubey del two base hit, el tribey del three base hit, las bolas de las balls, el jonrón del home run, jardineros por outfielders etc. Insertamos palabras nuevas como torpedero para el short stop y camarero para el segunda base o intermedista.

Aún se desconocía la existencia del juego de pelota en el mundo, con la excepción de los Estados Unidos y Cuba, cuando ya se usaban esos vocablos para latinizarlos de la fraseología americana relativa al béisbol. Pero no siempre es así, porque un strike sigue siendo un strike y un hit es todavía un hit.

El indio Guanín fue el primer jonronero criollo en la época primitiva de los siboneyes y taínos. El Palmer del Junco en la provincia de Matanzas, fue el primer terreno donde se jugó pelota profesional en Cuba y en Latinoamérica. Adolfo Luque fue el primero en participar y obtener un triunfo en un Clásico Otoñal y reinamos en las Series Mundiales Amateurs y las Series del Caribe, donde ganamos las últimas cinco consecutivamente.

De no ser por el régimen que desgobierna a la isla esclava, estaríamos desde hace años en las Ligas Mayores, pues los Cubanos Reyes del Azúcar (Cubans Sugar Kings) de la Liga Internacional en la Triple A, estaban señalados para integrar las Grandes Ligas antes que Montreal y Toronto, bajo el lema: “UN PASO MAS Y LLEGAMOS”. Han transcurrido 51 años y ningún otro país latinoamericano ha logrado tener un equipo de clasificación Triple A.

Los cubanos que han desfilado por los circuitos mayores a través de la historia, no han sido el producto de ningún sistema político, sino que constituyen la HERENCIA de los peloteros de antaño como Luque, que ganó 27 encuentros en la temporada de 1923 con los Rojos de Cincinnati, la mayor cantidad jamás alcanzada por un serpentinero latinoamericano, además de ser el primer hispano en vestir el uniforme de los Dodgers de Brooklyn. José de la Caridad Méndez, que le colgó 25 ceros a los Rojos de Cincinnati, Eustaquio “Bombín” Pedroso, quien lanzó un juego sin hit de diez entradas contra los Tigres de Detroit en 1909; Juanito Decall y Juan Eckelson, quienes siendo verdaderos amateurs vencieron a los Medias Rojas de Boston y Gigantes de Nueva York respectivamente. Rodolfo Fernández que derrotó a los tres equipos de Grandes Ligas a los que se enfrentó, al igual que hizo el zurdo Agapito Mayor en dos oportunidades. Ramón Bragaña, Basilio “El Brujo” Rosell, Julio “El Jiquí” Moreno, Conrado “El Premier” Marrero, Silvino Ruiz y otros, vencieron a novenas de los circuitos mayores en Cuba.

Miguel Angel González (provisionalmente) y Preston Gómez (oficialmente), fueron los primeros latinoamericanos en dirigir conjuntos de Grandes Ligas; Minnie Miñoso y Marrero, los primeros junto al venezolano Alfonso “Chico” Carrasquel, en participar en un Juego de Estrellas; Sandalio “Potrerillo” Consuegra el primer campeón de los lanzadores en la Liga Americana; tal como lo fue Luque en la Nacional, Camilo Pascual, el primero en ponchar a 15 bateadores en un desafío y ganar 20 partidos en dos años seguidos; Tony Oliva, el primero en conquistar la corona de los bateadores en sus dos primeras campañas; Bert Campaneris el primero en jugar las nueve posiciones en un partido; Zoilo Versalles el primero en ser seleccionado el Jugador Más Valioso de la Liga Americana y además integrar junto a Tony Oliva y otros tres peloteros de los Mellizos de Minnesota, el primer quinteto en anotarse cinco cuadrangulares en una entrada; Luís Tiant el primero en ponchar a 19 bateadores en un choque, además de anotarse la primera blanqueada en un Clásico Otoñal frente a la Gran Máquina Roja del Cincinnati y ganar junto al zurdo Mike Cuéllar, la friolera de 20 encuentros en cuatro oportunidades distintas; Tony Pérez, primero en conectar tres jonrones en una Serie Mundial; Martín Dihigo, único en ser elegido a los Salones de la Fama de tres países: (Cuba, México y Estados Unidos); José Canseco, primero en conectar 40 bambinazos y robarse 40 bases, además de ser el primer extranjero en llegar a las 400 películas de cuatro esquinas. Todo esto por solamente mencionar algunas hazañas.

En 1950 cuando Witto Alomá, Sandalio Consuegra, Conrado Marrero, Limonar Martínez, Julio Moreno y Patato Pascual llegaron al Gran Circo, el núcleo de cubanos desde 1871 hasta esa fecha ascendió a 51, contra solamente 10 peloteros de otros países: combinados, un colombiano (Luís Castro), tres venezolanos (Alejandro “Patón” Carrasquel, Jesús “Chucho” Ramos y Alfonso “Chico” Carrasquel), cuatro mexicanos (Melo Almada, José Luís “Chile” Gómez, Jesse “El Güero” Flores y Beto Avila), dos puertorriqueños (Hiram Bithorn y Luís Rodríguez Olmo). Todo sin contar a las estrellas cubanas negras que no pudieron jugar como José Méndez, Alejandro Oms, Silvio García, Cocaína García y docenas más, que hubieran duplicado o triplicado la cantidad.

Para que se den una idea del dominio criollo, les diré que cuando el primer dominicano, Ozzie Virgil en 1956 (casi un siglo después que Bellán) debutó en la Gran Carpa, ya habían desfilado 71 peloteros cubanos por las Ligas Mayores, cuando era difícil que le dieran oportunidades a jugadores extranjeros, sobre todo porque solamente existían 16 equipos y no 30 como ocurre ahora.

En 1967 se produjo la primera gran invasión de jugadores latinoamericanos en las Grandes Ligas, 37 en la Nacional y 36 en la Americana, debido a que ya no podían salir peloteros de Cuba. A pesar de haber transcurrido ocho años del arribo al poder de la tiranía castrista, los cubanos aún dominaban el panorama con 30, seguidos por Puerto Rico con 11, República Dominicana y Venezuela (9), Panamá (8) y México con 6.

Los cubanos lideran con cuatro de los nueve integrantes del Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown (Martín Dihigo, Tony Pérez, José Méndez, Cristóbal Torriente), a pesar de la injusticia que se ha cometido con Luque, Oliva, Tiant, Miñoso y Silvio García, quien fue escogido antes que Jackie Robinson, para romper la barrera racial con los Dodgers de Brooklyn, pero que fue eliminado por su intolerante temperamento latino.

Si no fuera por el sistema totalitario que ha tiranizado a Cuba durante 50 años, los jugadores cubanos seguirían dominando, como siempre lo hicieron desde 1871. A los daños irreparables que ha sufrido la Isla esclava, hay que sumarle el béisbol.

¿Se imaginan ustedes el talento que se hubiera desarrollado en Cuba desde 1961, de haber contado con academias de béisbol, como la creada por el cubano Rafael Avila en la República Dominicana en vez de su patria?.

Recuerden que los cubanos llevamos el béisbol en la sangre, algo que ni el comunismo ateo nos pudo arrebatar y hay que dejar bien claro que en la Cuba de antes siempre se jugó la mejor pelota, como sucede en Brasil con el fútbol, aclarando que el deporte no es un invento del presente. Por el contrario, debido a la falta de competencia y enseñanza, a los actuales jugadores que escapan de la isla, les cuesta trabajo imponerse en el mejor béisbol del mundo, con honorables excepciones como Liván y Orlando “El Duque” Hernández, René Arocha, Rolando Arrojo, Rey Ordoñez, Yuniesky Betancourt y Kendry Morales, que parece estarse consolidando durante la presente temporada 2009.

No contamos a los hijos de cubanos, que por cuestiones políticas nacieron en el exilio, como lo es el caso de Raúl Ibañez, quien al momento está destrozando a los serpentineros de la Liga Nacional y se encuentra luchando por la triple corona de bateo.

Cuando los españoles querían inculcarnos el amor por el balompié, parodiando a las carreras de caballos, decían que era el “deporte de los reyes”, pero los cubanos respondían diciendo que el “béisbol era el rey de los deportes”.



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Sobre este blog

Béisbol cubano, cubanos en las Grandes Ligas y ligas profesionales.

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Autor: Fernando Vilá

Fernando Vilá Chao

Escritor, Director Ejecutivo de Pasión Magazine. Escribe desde Miami,FL
palmardejunco@gmail.com

 

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